domingo, 27 de junio de 2010

La critica de Nabokov a la estética de Chernishevski

Afanasi Fest retratado por Repin


Chernishevski como hombre de ciencia, crítico social y literario de orientación positivista y mecanicista era un investigador de horizontes limitados.

Por ejemplo, no supo comprender ni valorar el fundamental aporte que para el desarrollo de la cosmología y las matemáticas en aquellos mismos años planteaba el matemático de origen polaco, Lobachevski -quien enseñaba en la Universidad de Kazan, en Rusia-.

Este deduce del conjunto de los axiomas postulados por Euclides, de los que ha eliminado el quinto postulado, conocido también como el “de la paralelas”, una de las primeras versiones de las geometrías constructivas que se llegaran a conocer bajo la denominación de “no-euclidianas”, en cuanto rompen toda relación con el espacio concebido como un elemento intuitivo donado inmediatamente a la representación humana.

Al excluir el tan discutido axioma, Lobachevski logra que los resultados de las deducciones y teoremas derivados de los restantes postulados, hagan aparecer una nueva modalidad de sistema espacial, en este caso específico, el conocido como geometría hiperbólica.

La exclusión del quinto axioma permiten al geómetra deducir otras posibilidades para el espacio, como es la de medir la curva de un rayo o concebir conceptualmente, ya que no es concebible ni experimentable intuitivamente, un “espacio curvo”. Estos trabajos “inútiles” servirán de base, en el siglo XX, a Einstein para elaborar su teoría de la relatividad.

Sobre este episodio, Nabokov relata que Chernishevski escribía: “Toda Kazan conoce a Lobachevski, y toda Kazan sabe que es un perfecto idiota. ¿cómo será la curvatura del espacio o la curva de un rayo?”.

Otro gran desbarre cometido por el crítico y “científico” Chernishevski es el que lleva adelante al juzgar la obra de Afanasi Fet (1820-1892), quien fue el más refinado poeta de la lengua rusa en el último cuarto del siglo XIX.

Afanasi Fet, en 1850, publica sus primeros versos con los que comienza a relucir en los ambientes literarios y cobra fama inicial. Posteriormente, publica otra selección bajo el cuidado de Iván Turguéniev, con quien colaborará por largo tiempo y del que permanecera siempre buen y cercano amigo.

El poeta durante el servicio militar establece amistad con otro militar llamado León Tolstoi, a quien siempre admirará. Más tarde, cuando se instala en su mansión de Stepanovka, su estancia en el distrito de Mtsensk, cercana a la propiedad campestre de Tolstoi, visita asiduamente a su ex-compañero de vida militar e ilustre vecino, alcanzando gran intimidad con el reconocido escritor. Fue, entre los amigos de Tolstoi, el único hombre de letras.

Su fama de poeta excelente ya se había establecido al inicio de la década de los años sesenta y su obra venía reconocida como valiosa e innovadora, lo que contribuyó a afianzar su reconocimiento público.

Empero, en ese período reinan en la crítica literaria los discipulos de Belinsky: Nikolai Chernyshevskij, Nikolai Dobroliubov y Dmitri Pisarev que eran partidarios del realismo y defendían ideas sociales avanzadas, cuando no socialistas.

Fet fue despreciado y ridiculizado por los radicales rusos en las décadas de los sesenta y setenta, en general, por seguir y defender ideas que estos consideraban reaccionarias, pero esta crítica nunca alcanza a lo esencial de su poesía. Esto sólo se da en el caso de Chernishevski, que intenta desvalorizarla y caricaturizarla.

La poética de Fet está marcada por motivos que están lejos de ser originales: el amor infeliz, la belleza de la mujer, el carácter modesto de Rusia central, la perfección de la estatuaria griega y la majestad de lo divino.

En parte, por la virulenta hostilidad de los jóvenes críticos radicales desde 1863, Fet deja de publicar poesía durante veinte años. Entonces dedica su tiempo a traducir diversas obras de la cultura universal para contribuir a difundirlas entre la juventud y ampliar sus horizontes. Entre otras, destacan su versión de la “Eneida” de Virgilio y una versión de las obras de Schopenhauer.

Esta última era un tributo a las ideas del filósofo alemán cuyo pensamiento seguía con gran atención y cuya admiración compartía con Tolstoi, el épico novelista ruso, quien consideraba a Schopenhauer el gran descifrador del sentido profundo de la Historia, al establer que las leyes naturales regían tambien para las acciones humanas: “Hay una ley natural por las que están determinadas las vidas de los seres humanos, al igual que las otras vidas y ámbitos presentes en la naturaleza”. Respecto a este tema hay un excelente trabajo de Isaiah Berlin, titulado “El erizo y el zorro”.

Después de que Tolstoi lee y reflexiona sobre las ideas de Schopenhauer, específicamente, sobre “el mundo como voluntad y representación”, el escritor llega a calificar al pensador alemán utilizando un superlativo absoluto: “es el más grande pensador del mundo”.

Gradualmente, Tolstoi, al asimilar sus ideas se convierte a la moralidad ascética que propone este autor. “¿Sabe usted -escribe Tolstoi a Fet, el 30 de agosto de 1869- lo que ha significado este verano para mí? Un éxtasis constante sobre Schopenhauer y una serie de placeres espirituales que nunca antes había experimentado. Ningún estudiante se ha concentrado tanto en su materia, ni ha aprendido tanto como yo he podido hacerlo este verano”.

Blok es universalmente reconocido y adomirado como excelso poeta por todos los grandes líricos rusos del siglo XX, y su influencia se hace palpable en los poetas más jóvenes, al inicio del siglo XX, entre los que habría que destacar a Viacheslav Ivánov (1866-1949), Andréi Beli (1880-1934), Anna Ajmátova (1889-1966), Marina Tsvetáyeva (1894-1941), Borís Pasternak (1890-1960) y Vladimir Nabokov, quienes escribieron obras importantes en homenaje a este poeta.

Volviendo a Fet, lo que hace refulgente y única su poesía, y constituye el centro de su aportación creativa, es la forma que emplea en sus versos, que él trata de una manera impresionista al intentar capturar siempre el instante sutil en que acontece una mutación esencial.
Puede escribir poemas que constan sólo de sustantivos, en los que expresa una impresión de inestable dinamismo.
Muestra de su versificación es el siguiente verso: “Roces, un tímido suspiro, ruiseñores”. Sin embargo, el mismo viene caricaturizado por Chernishevski por no contener un verbo. Dice Chernishevski de Fet: “es un cretino como hay pocos sobre la tierra, que escribe de éstas cosas seriamente, y la gente ríe de él hasta que le da dolor en la cintura”.

En verdad, Fet no era un poeta popular. Introduce en Rusia, además, la poesía de Baudelaire y a los simbolistas franceses. Fue precursor y maestro de los poetas simbolistas rusos, sobre todo, fue admirado y estudiado profundamente por el esencial poeta ruso Aleksandr Blok (1880-1921), el padre de ésta tendencia poética, que se caracterizó por una intensa búsqueda de formas artísticas nuevas y de una lengua poética renovada.

Precisamente, Nabokov se burla de Chernishevski al recoger en su retrato, su crítica a lo que aquel llamaba, “la insensata combinaciones de palabras que utilizan los poetas”.

Nabokov intenta mostrar la patética incomprensión y falta de sensibilidad poética de Chernishevski cuando este analiza lo que significa inventar la “extraña combinación, sonido azul” e insiste que esta expresión es puro disparate y resalta que “su análisis científico demuestra que semejante combinación es un absurdo…”.

Pocos años después de proferir Chernishevski esta condena radical, un poeta ruso, el propio Aleksandr Blok, se refiere en un verso a “la hora sonoramente azul”.
Es una lástima, igualmente, que el filósofo y crítico ruso no pudiera conocer el hermoso poema de Rubén Darío, “Cantos de vida y de esperanza”, -agrego yo- donde se describe al poeta al decir: “Yo soy aquel que ayer no más decía / el verso azul y la canción profana, / en cuya noche un ruiseñor había / que era alondra de luz por la mañana.”

Chernishevski, como bien señala Nabókov, “destila sus propios sentimientos en los alambiques de la lógica. (…) y cuando más se dedica a elaborar fantasías y sueños sobre el amor y la amistad, tanto más evidente aparece su principal vicio: su racionalidad omnipresente. Exigía a la más simple y estúpida fantasía la forma de un arco lógico.”

Esta característica racionalidad constitutiva de su espíritu se transformó en la causa principal de su lerda comprensión del arte en general, y a retardar, a alejar la posibilidad de establecer una auténtico inmediato encuentro con la obra de arte, en el momento mismo de entrar en contacto con ésta.

Su actitud racionalista impide a su sensibilidad entrar en contacto libre y fruir directamente la excelente literatura que se producía en su tiempo en Rusia, ya que debía calificar y discernir el valor de la obra de arte basado en un minucioso análisis racional en torno a su sentido ético o al carácter educativo o propagandístico del argumento. Para él lo fundamental de la crítica de arte era desglosar y resaltar lo que en la obra se expresa como su contenido ideológico.

© Luis O. Brea Franco - Crónicas del ser

No hay comentarios.: