miércoles, 16 de junio de 2010
La importancia de la crítica estética de Chernishevski
No puedo seguir aquí tratando –por razones que creo obvias- el despliegue en detalle de la descripción, cargada de ironía, de la personalidad de Nikolai Gavrilovich Chernishevski, que elabora Vladimir Nabokov en su novela “La dádiva”.
El hilo conductor de ésta investigación versa sobre “El nihilismo ruso”, y no es mi objetivo tratar en detalle sobre la vida y obras de Nikolai Chernishevski, sino sólo mostrar la singular importancia del personaje en la gestación del nihilismo ruso y de sus consecuencias posteriores durante el siglo XX.
Si nos atenemos a lo que señala el estudioso italiano Franco Volpi en su libro “El nihilismo”, - en que analiza este difuso fenómeno como corriente política, histórica y filosófica desde el siglo XVIII hasta nuestros días- Chernishevski fue “… la verdadera mente de los nihilistas de los años sesenta [en Rusia]”. El filosofo italiano subraya, más adelante, en la misma obra, que la novela del radical ruso, “¿Qué hacer?” -que es algo que hemos tratado de mostrar al lector en detalle en ensayos anteriores-, “… tuvo un amplio suceso de público y debe considerarse como uno de los principales manifiestos del nihilismo ruso. (...) [En la novela] venían presentadas las nuevas formas de vida sustentadas en un proyecto de sociedad que propugnaba por la abolición de las convenciones, de las tradiciones y se basada en un comunitarismo que desterraba todo sentimiento posesivo y buscaba la liberación de la mujer y la del pueblo llano, en este caso, la de los campesinos.”
Un dato interesante que aporta, también el libro del investigador italiano, y que considero digno de mención, es su afirmación de que en Francia se llegó a considerar la novela de Chernishevski como “una forma radical de nihilismo”. En efecto, señala Volpi, que “«Le roman du nihilisme» es el título de la reseña con que el crítico literario conservador, Ferdinand Brunetière presenta la traducción al francés, en la prestigiosa «Revue des Deux Mondes», reseña que Nietzsche leería en la recopilación del mismo crítico Brunetière, titulada, «Le roman naturaliste» -Paris, 1883-”.
No voy a entrar a juzgar sobre la verosimilitud y los rasgos de autenticidad que pueda tener la descripción novelada de la vida de Chernishevski elaborada por Nabokov. Tampoco voy a prestar atención a la dilatada literatura que valora en sentido positivo o negativo, el contenido básico del relato de Nabokov.
Ya anteriormente he hecho referencia a la opinión del estudioso francés, Alain Besançon, quien en su enjundioso estudio sobre las fuentes histórico-intelectuales del leninismo, señala que: “En la vasta literatura sobre Chernishevski, considero como obra maestra el retrato que le hace Vladimir Nabokov en el capítulo IV, de la novela «La dádiva».”
Cuando tenga que escribir sobre Chernishevski, en lo adelante me serviré de la imagen que crea Nabokov cuando crea que me pueda ofrecer alguna luz adicional sobre cuáles fueron los orígenes de sus ideas, o cuando pueda permitirnos comprender mejor la estructuración o articulación de su pensamiento; o, también, en el caso de que se considere relevante disponer de un enfoque suplementario para indagar en el proceso de la formación de sus motivaciones que, a su vez, pudieron provocar, que comportamientos asumidos en su vida práctica pudieran troquelar algunos aspectos de la teoría que construye.
Sin embargo, recomiendo la lectura directa del retrato que hace Nabokov en su novela, a aquellos lectores que busquen documentarse ampliamente sobre la biografía de Chernishevski, ya que como he señalado, Nabokov elabora su imagen, sobre todo tomando como elementos fundamentales los minuciosos apuntes de los diarios, que en diversas épocas lleva, sobre su existencia, el radical populista.
El tema que aspiro a tratar en estos ensayos seriados, ahora versa sobre la estética de Chernishevski. Un aspecto que podría parecer secundario o de orden terciario a un lector desprevenido sobre la historia del desarrollo de la cultura rusa en el siglo XIX.
Sin embargo, no debemos nunca olvidar que la crítica literaria en muchos momentos históricos decisivos fue fundamental para la comprensión y el descubrimiento de las ideas en Rusia en sentido general, y, sobre todo, para la difusión de las ideas liberales, primero, y luego para diseminar la semilla de la rebelión contra el reaccionario régimen zarista de los Romanov, especialmente entre los años de 1840 a 1870.
En un ensayo anterior, titulado, “La literatura como campo de batalla”, esbozaba una aproximación a esta situación específicamente rusa.
Sin embargo, la estética de Chernishevski no tiene sólo significación si viene enfocada desde esta perspectiva que permite trazar una clara línea del desarrollo de la dirección de la crítica literaria en los años indicados.
En la década de los años cuarenta, aparece la figura Belinsky como el precursor de esta nueva forma de entender la crítica literaria, y Chernishevski vendrá a ser reconocido, posteriormente, como el profeta que continuaría esta labor a través, también, de sus discípulos, entre los que cabe recordar los nombres de Nikolai Dobroliubov, Dimitri Pisarev y del teórico del populismo durante la década de los años setenta del siglo XIX, Piotr Lavrovich Lavrov.
La estética de Chernishevski tiene gran relevancia histórica, además, porque sus ideas sobre estos temas constituyeron el origen de la teoría que serviría de base para la elaboración de la conocida teoría del “Realismo socialista”, que será, en el siglo XX, la doctrina estética oficial de la Unión Soviética, desde la época de Stalin, a partir de los años treinta.
El 10 de mayo de 1855, Chernishevski presenta y discute ante el Senado Académico de la universidad de San Petersburgo, su tesis por optar por el título universitario, la que titula: “Las relaciones estéticas entre el arte y realidad”. En sus diarios confiesa que escribió este ensayo al trabajar de seguido durante tres noches, en agosto de 1853.
Si en verdad se considera a Chernishevski como el profeta de la generación de los años sesenta, se puede decir que la fecha de la discusión de su tesis, constituye el momento de la “proclamación de «la orientación intelectual de los años sesenta»”.
Nabokov señala en su novela, que el viejo escritor populista Nikolai Shelgunov (1824-1891), presente en la actividad, tiempo después relataría que “mientras Chernishevski hablaba, el rector Pletnëv no era tocado por las palabras del joven estudioso y no llegó a intuir su futura fama. Como compensación a esa actitud displicente de las autoridades académicas, un numeroso público juvenil actuaba como transportado, en estado de éxtasis. Era tal el número de oyentes, que estos colmaban hasta de las repisas de las ventanas del salón”. No debe olvidarse que para la fecha de la discusión de su trabajo académico, ya Chernishevski era un crítico reconocido que escribía en la más importante revista de Rusia, “El contemporáneo”.
© Luis O. Brea Franco - Crónicas del ser
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